Muy jóvenes se conocieron Berta Isla y
Tomás Nevinson en Madrid, y muy pronta
fue su determinación de pasar la vida juntos,
sin sospechar que los aguardaba una
convivencia intermitente y después una
desaparición. Tomás, medio español y medio
inglés, es un superdotado para las lenguas y
los acentos, y eso hace que, durante sus
estudios en Oxford, la Corona ponga sus
ojos en él. Un día cualquiera, «un día
estúpido» que se podría haber ahorrado,
condicionará el resto de su existencia, así
como la de su mujer.
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