La película nos transporta al año 1918 cuando el pintor Gustav Klimt (John Malkovich) yace en su lecho de muerte. A partir de ahí, le acompañaremos a través de sus visiones febriles hasta el pabellón austriaco de la Exposición Internacional, celebrada el año 1900 en París. Allí recibirá la medalla de oro por su obra y presenciaremos su eterna pero platónica relación con Emilie Flöge (Verónica Ferres), así como sus encuentros con el mago del cine Méliès, con el «Secretario de Estado», una opresiva figura paterna que persigue al artista como una inquietante sombra durante toda la película, y con la misteriosa bailarina francesa Lea de Castro (Saffron Burrows), con la que el pintor mantiene una apasionada relación.
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