La inocencia de una joven emigrante que a principios de los años sesenta del siglo XX se fue a trabajar a Nueva York, y que no tenía idea de lo que el mundo Beatle significaba, hizo que John Lennon y Yoko Ono confiaran en ella. Aquella chica se llamaba Rosaura López Lorenzo. Rosaura compartió con John Lennon los años más íntimos de su vida, el período del que menos cosas se saben porque, por aquella época, el músico decidió recluirse en casa y desarrollar su faceta de padre y marido. Esta gallega fue testigo privilegiado de la vida cotidiana de un ídolo de masas en un escenario por el que todavía hoy merodean diariamente docenas de curiosos.
0 comentarios:
Publicar un comentario