Una novela policíaca ambientada en París sobre la repentina muerte de un violinista.
Aquella nota desafinada no recibió amonestación alguna. Sólo un rictus amargo y dos hilillos de baba azulada en los labios de Henry Martinet, el segundo violín que se atiborraba de champán y tarta de frambuesa hacía cinco minutos… y yacía cadáver desde hacía un segundo.
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