La lluvia amarilla confirma en Llamazares el léxico vivo, preciso y
genuino, la autenticidad artística y las dotes de creación de un clima
poético y un universo personal que acreditan en él a uno de nuestros más
valiosos narradores.
Editorial Seix Barral 2001
Andrés es el último habitante de Ainielle, un pueblo abandonado del
Pirineo aragonés. Entre «la lluvia amarilla » de las hojas del otoño que
se equipara al fluir del tiempo y la memoria, o en la blancura
alucinante de la nieve, la voz del narrador, a las puertas de la muerte,
nos evoca a otros habitantes desaparecidos del pueblo y nos enfrenta a
los extravíos de su mente y a las discontinuidades de su percepción en
el villorrio fantasma del que se ha enseñoreado la soledad.Refugiado entre las ruinas, su
anciana mente extraviada por la larga soledad sufrida, imagina las
sensaciones de quien pronto lo encontrará a él bajo el húmedo musgo que
ha invadido las piedras, su historia y su recuerdo.
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